Seguro que conoces alguno. Sólo se sienten cómodos sentados en la butaca de un cine, donde es fácil reconocerles por su típico gesto apoyando la cabeza sobre el dedo pulgar e índice de una de sus manos, así en plan interesante.
No son capaces de hablar más de media hora sin incluir alguna de sus citas cinematográficas favoritas o soltar un “como en aquella película en la que…”. Ven la vida siempre en versión original (ni les hables del doblaje) y unos días en blanco y negro y otros en color.
Saben escribir perfectamente Krzysztof Kieslowski y pronunciar correctamente los nombres de todos esos directores coreanos, iranís o serbios a los que adoran. Para un verdadero cinéfilo el cine es mucho más que el séptimo arte, es la sangre que todo vampiro necesita para sobrevivir. No viven la misma realidad que el resto, su vida es un biopic.
No hay semana que no visiten la sección cine de autor de la Fnac para descubrir las últimas novedades. Para ellos es una auténtica droga, pueden pasarse horas buscando entre las carátulas de las películas y así son felices (antes les veíamos en los videoclubs). Los packs exclusivas de la Fnac con varias películas y un montón de extras de directores de culto, les vuelven locos.
Y es que no se conforman con ver las películas en el cine, como todo el mundo. Cuando una les gusta especialmente necesitan llevársela a casa. Tenerla en DVD original y si puede ser en una extraña edición especial de formato imposible y tirada limitadísima, entonces ya tienen una joyita de la que presumir y que añadir a su vitrina de reliquias, como un trofeo.
No hay cinéfilo que se precie que no esconda una claqueta en algún rincón de su casa. En realidad (ahora que no nos oyen) todos son directores de cine frusrtados. Es más, se pasan la vida hablando de esa película o corto que van a hacer, pero en la única pantalla en la que veremos su título es en esta pizarrita escrito con tiza.
A la hora de vestir no salén del negro y su prenda favorita son grandes camisetas con alguna alusión al cine. Sin títulos, mejor algún fotograma de una película que no todo el mundo identifique a la primera. Esta les encanta, porque Robert de Niro no hay duda, pero todos acaban preguntándoles por ella.
Pero aunque no lo reconozcan, lo que realmente les haría felices es poder calzarse unas Nike McFly. Es tal la expectación que se creó al ver como se ajustaban solas al pie de Michael J. Fox, que hasta existe una plataforma que desde entonces no para de solicitar a Nike que las lancen al mercado. Se rumorea que muy pronto puede que salgan a la venta en una edición limitada para todo el mundo.
Y finalmente, si todo esto te queda muy lejos pero tú no estás dispuesto a tirar la toalla. Si a pesar de todo tú quieres ser un cinéfilo y no morir en el intento, puedes empezar leyéndote el libro de Jesús Palacios ‘Que debes saber para parecer un cinéfilo’
Ahora os dejo, que me voy al ciclo de Abbas Kiarostami en la filmoteca del Museo de Bellas Artes, ¡qué grande! Vale, me habéis pillado.
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