Ataúdes y mortajas de diseño de Antonio Miró, la última compra

Ataúdes y mortajas de diseño de Antonio Miró, la última compra
Sin comentarios

Un 1 de noviembre 'Día de Todos Los Santos' no podíamos hablar de otra cosa que de la que para muchos será nuestra última compra, aunque de esta me temo que nosotros no nos vamos a encargar: el ataúd y la mortaja.

¿Os habéis fijado que son todos prácticamente iguales?, es uno de los productos que menos ha evolucionado en toda la historia y que sin embargo absolutamente todos vamos a utilizar. ¿Por qué tienen que ser tan tétricos? Eso mismo se preguntó el diseñador catalán Antonio Miró que no concibe que una persona que siempre haya vivido rodeada de diseño tenga que acabar encerrada en una caja y vestido de una manera que para nada va con él, así que se ha lanzado al apasionante mundo de los ataúdes y trajes fúnebres de diseño.

Ataúdes de todas las formas y colores imaginables, de diversos materiales e incluso diferenciados para hombres y para mujeres ¿Por qué no? las posibilidades son infinitas y por el momento ya conocemos sus dos primeras creaciones que presentó en la última edición de Funermostra (Feria Internacional de Productos y Servicios Funerarios) celebrada en Valencia, para Marcs Urnas Bach.

Dos modelos de ataúd que poco tienen que ver entre sí. Uno de corte clásico, rectangular, de madera de nogal y atravesado con estrías e interior de terciopelo, el otro de fibra de un llamativo color azul, sin bisagras y con unas curvas que le dan un aspecto de lo más futurista, a medio camino entre una cápsula espacial y la revisión del histórico sarcófago egipcio adaptado a nuestros días.

mortajas antonio miró

No sé si me da peor rollo esto o los dos trajes para difuntos que Antonio Miró también ha diseñado para la funeraria Mémora. Se trata de dos modelos prácticamente iguales a los que podemos ver por la calle (traje de pantalón para ellos y de falda para ellas), con la única particularidad de estar confeccionados con una proporción de algodón mucho mayor a lo normal. Al parecer esto es para evitar que en caso de incineración se expulsen demasiadas dioxinas a la atmósfera.

Por supuesto que aquí también hay diferentes tallas aunque esta vez nadie se va a preocupar de como le sienta. Su precio, 150 euros. Esto si que es la última moda.

Es curioso la importancia que algunos dan a este tipo de cosas cuando para otros una vez muertos ya nada tiene sentido. Personalmente me incluyo en este segundo grupo ¿y tú? ¿Diseñó hasta la muerte?

Vía | El País

Temas
Comentarios cerrados
Inicio