The Hemingway: mi lugar preferido de Londres

The Hemingway: mi lugar preferido de Londres
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Siempre que llegas a una ciudad, inmediatamente después de encontrar piso, tienes que encontrar tu bar. Quizás porque Friends ha hecho demasiado daño con su Central Perk, quizás porque el carácter español casi nos obliga a tener un punto de referencia, un lugar en el que sentirte como en casa y, a poder ser, que esté muy cerca de tu casa.

Descubrí el Hemingway de casualidad, porque no es un lugar que esté a la vista y desde entonces, no hay visita que se libre de conocerlo ni amigo con el que no me haya tomado allí unos vinos. ¿Qué tiene el Hemingway que lo hace tan especial? Pues veréis, el Hemingway es que lo tiene todo.

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El Hemingway se encuentra en el número 84 de Victoria Park Road, a unos minutos caminando de Victoria Park que, para mi gusto, es uno de los parques más bonitos de Londres, lleno de vida a cualquier hora y en el que hace tan sólo unos días los Pixies lo dieron todo tocando en el Field Day. Pero no nos equivoquemos, porque el Hemingway no está en esa zona cuqui que parece un pueblecito en mitad de la urbe, conocida como Victoria Village, donde las cafeterías no tienen wifi y las señoras inglesas toman té y tarta mientras que los jóvenes beben cerveza y comen Fish & Chips.

Descubrí este sitio uno de esos domingos en los que tu cuerpo te pide food porn, ya sea porque has hecho muchísimo deporte o porque has bebido de más la noche anterior (que cada uno saque sus propias conclusiones). En concreto, quería probar el Sunday Roast, ese plato típico de los domingos en Gran Bretaña que da ganas de lanzarle a la cara a aquellos que repiten constantemente que en Londres se come fatal. Y fui a parar al Hemingway. Y me atendieron los camareros más amables de toda Inglaterra y parte de Europa Occidental y ya supe que, si la comida no defraudaba, el lugar se convertiría en mi lugar.

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El Hemingway es una mezcla entre pub tradicional inglés y rollito hipster. Sillones orejeros, cuero y cabezas de animales por las paredes, que aquello parece un club de caza. Combinado con juegos de mesa para la clientela, jarras de Bloody Mary y una terraza exterior en la que en verano es más difícil encontrar sitio que en Malasaña un sábado si bajas a Madrid en coche (insensato).

Absolutamente todo lo que he probado de la carta está delicioso: es comida inglesa tradicional, así que no esperéis fuegos artificiales. Su Sunday Roast es de lo mejor que he probado en Londres, pero los sandwiches, los mejillones al vapor o el pescado también están buenísimos.

En el Hemingway vas a encontrar un ambiente de lo más pintoresco: la última vez que fui una pareja de ancianos jugaba al ajedrez y un grupo de amigos charlaba tranquilamente con vasos de whiskey en la mano mientras que fuera, las jarras de cerveza iban y venían, los vasos de vino se vaciaban a gran velocidad.

A pesar de su aspecto clásico, este lugar abrió sus puertas en el año 2010, restaurando una de esas casas emblemáticas de Londres que encuentras hasta en los peores barrios, esas casas que parecen esconder muchas historias de té, visitas de cortesía devueltas y cartas por debajo de la mesa.

No dudéis en ir al Hemingway si estáis de visita, si vivís aquí y lleváis tiempo o si acabáis de llegar. Si queréis sentiros como en casa aunque estéis muy lejos de ella. Si queréis un buen gin tonic o un Bloody Mary. O si simplemente pensáis que en Londres se come fatal y la gente es muy borde y queréis cambiar esa percepción.

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