Antes de nada, perdonadme por el nefasto juego de palabras que he utilizado para presentar el licor de pera Reiche Ernte, pero es que no he podido evitarlo. Dicho esto, este de licor de pera me lo ha traído un amigo mío emigrado a Alemania (de estos tenemos todos uno creo) y he decidido compartirlo con vosotros por la peculiar manera de beberlo.
En toda fiesta que se precie siempre hay un momento chupito, bien sea después de cenar o en ese momento en el que ves que o emborrachas al personal o aquello se va a pique. En realidad, para este propósito vale de todo, desde el clásico tequila con todo su ritual, tanto en la versión limón y sal como la versión golpe, como los chupitos de licores más suaves, pero la forma de tomarse este es la pera (uy, se me ha vuelto a escapar).
Diseño y aspecto
La botella del Reiche Ernte no es ninguna oda al diseño. Delgada y alargada con una etiqueta de papel, unas letras tipo monasterio y hasta una ilustración realista de unas peras. Look souvenir total. El licor en sí es como cualquier otro destilado no reposado: transparente como el agua.
Licor de pera, lo probamos
Al destapar la botella y acercar la nariz nos encontramos con un olor alcohólico muy fuerte a pesar de que "sólo" tiene 30% (lo normal en un destilado suelen ser entre 35 y 40%). Cuando se va el olor a alcohol el aroma nos recuerda al del tequila, más que a pera, que no se acaba de percibir.
El siguiente paso es servir el licor en un vaso de chupito con un trozo de pera en almíbar, de forma que al beber introduzcamos ambos en la boca y el dulzor de la pera en almíbar contrarreste la intensidad alcohólica del licor, que es mucha.
Yo lo he probado sólo y con la pera y os puedo asegurar que sólo es peor que el aguardiente, mientras que con la pera es un trago más interesante y sobrellevable, aunque no deja de ser intenso. Lo mejor, sin duda, es lo curioso de servir el licor con un trozo de pera dentro, lo que llamará la atención de nuestros invitados y servirá para despertar su interés y sacarlos un poco de la rutina.
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